Antonio Gómez Cruz, nació en Torredonjimeno, Jaén, en 1907. Era un hombre autodidacta que siguió las actividades de su padre, Felipe Gómez López, un industrial con fábrica de harinas, panadería y un taller de herrería y mecánica. En 1930, al morir su padre, Antonio Gómez se hizo cargo del taller adaptándolo a las necesidades de la época; automóviles, camiones, motores, industria del aceite, etc…, llegando a dominar todas las ramas de mecánica, torno, forja, chapa, etc...
Se sabe (por testimonio de su hijo) que en los años 50, Antonio Gómez llegó a recibir una iniciativa del Gobernador Civil de la época para crear una industria automovilística en la provincia de Jaén, en cuyo caso se hubiera utilizado la marca “A.G.”. Ocurrió que por la misma época, apareció el proyecto de “Santana” (ver historia), también apoyada por el Gobierno (pero en este caso el de Madrid) y ello hizo que el proyecto en colaboración con Antonio Gómez perdiera interés por parte de las autoridades provinciales.
Antonio Gómez era un hombre inquieto, y aparte del taller y de la tienda de recambios dedicaba parte de su tiempo a impartir formación profesional en el Instituto Laboral de Torredonjimeno hasta el momento de su fallecimiento. Se daba la circunstancia (según manifestaciones de su hijo), que le pidieron que obtuviese el título de Maestría Industrial para justificar oficialmente su actividad docente, cosa que hizo, obteniéndolo justo en el mismo año de su muerte.
Los coches
Entre 1945, y hasta poco antes de su muerte en 1960, Antonio Gómez llegó a construir en su taller hasta 4 coches diferentes; El primero (matrícula J-87) fue un coche construido sobre el chasis de un Fiat “0” de 1913, de ahí el número tan bajo de la matrícula, al que le colocó una carrocería de fabricación propia, que se asemejaba a los coches americanos de los años 40.
Del segundo coche no queda ningún dato. Fue también un recarrozado integral. El tercer coche, es el que tenía la matrícula provisional J-15 y que ha propiciado esta investigación. Era un pequeño coche descapotable, de tres ruedas (dos delanteras y una trasera) con capacidad para dos pasajeros. Su carrocería y capota estaban elaboradas con todo lujo de detalles y abundantes cromados. Al margen de las fotografías, no queda ninguna documentación, pero se sabe que fue a parar a Sevilla. Seguramente estuvo motorizado por un motor Hispano Villiers.
fuente: http://adf.ly/1FwXmQ
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